A
las cinco de la tarde.
Eran
las cinco en punto de la tarde.
Un
niño trajo la blanca sábana
a
las cinco de la tarde.
Una
espuerta de cal ya prevenida
a
las cinco de la tarde.
Lo
demás era muerte y sólo muerte
a
las cinco de la tarde.
El
viento se llevó los algodones
a
las cinco de la tarde.
Y el
óxido sembró cristal y níquel
a
las cinco de la tarde.
Ya
luchan la paloma y el leopardo
a
las cinco de la tarde.
Y un
muslo con un asta desolada
a
las cinco de la tarde.
Comenzaron
los sones de bordón
a
las cinco de la tarde.
Las
campanas de arsénico y el humo
a
las cinco de la tarde.
En
las esquinas grupos de silencio
a
las cinco de la tarde.
¡Y
el toro solo corazón arriba!
a
las cinco de la tarde.
Cuando
el sudor de nieve fue llegando
a
las cinco de la tarde
cuando
la plaza se cubrió de yodo
a
las cinco de la tarde,
la
muerte puso huevos en la herida
a
las cinco de la tarde.
A
las cinco de la tarde.
A
las cinco en Punto de la tarde.
Un
ataúd con ruedas es la cama
a
las cinco de la tarde.
Huesos
y flautas suenan en su oído
a
las cinco de la tarde.
El
toro ya mugía por su frente
a
las cinco de la tarde.
El
cuarto se irisaba de agonía
a
las cinco de la tarde.
A lo
lejos ya viene la gangrena
a
las cinco de la tarde.
Trompa
de lirio por las verdes ingles
a
las cinco de la tarde.
Las
heridas quemaban como soles
a
las cinco de la tarde,
y el
gentío rompía las ventanas
a
las cinco de la tarde.
A
las cinco de la tarde.
¡Ay,
qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran
las cinco en todos los relojes!
¡Eran
las cinco en sombra de la tarde!
Poeta,
dramaturgo y prosista español.
1898.
Fuente Vaqueros ( España) - 1936 .Granada ( España)
Nutrición
ResponderEliminarA la luna, al aire, a los ojos negros.
A la sed de sombras y aromas de risas.
A todo cantaste con tu poesía.
Y el fanal que implica seguir abrevando
tanta algarabía, aunque tu alma ausente
se fuera en las alas de balas malditas.
“Si mis manos pudieran deshojar”
tanta belleza como hay en tu poesía,
desparramaría las hojas al azar
porque seguro es que belleza repartiría.
Con “La monja gitana” o “La casada infiel”
comenzaría el gran libro de las elegías.
Y los poetas nuevos a través del papel
de tanto arte ancestral se nutrirían.
Allí sería cuando los “Cantos nuevos”
retomarían la “Sed de sombra”
FEDERICO GARCÍA LORCA
Ricardo Arregui Gnatiuk
Poeta del Mundo
De mi “Tacurú”