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A Don Atahualpa
Yupanqui
Tejió un morral de versos
y el paisano
se alimentó con ellos de verdades.
Cabalgó el infiernillo envuelto en coplas
desde su mundo de guijarros y alazanes.
Llegó a la cumbre solemne de la Letras
que cultivó por el campo y las ciudades.
Sembrador como el viento, su simiente
amaneció en canción de cuna y tempestades.
El hombre humilde sintió
como Atahualpa
interpretaba sus penas y alegrías
haciendo un hecho en el recodo
de su alma
para guardar en él tanta poesía.
Era un zurdo, sin duda bien derecho
sin ramaje torcido ni espinudo
Era cantor de pueblo
y sigue siendo
aún con su diestra machacada
un entrañudo
Trazó una huella en la Patria
de los gauchos
que no la borra el huracán
valentonado
huellita de hermandad
del hombre bueno
que con mil plumas de zorzal
trenzó un recado.
Con él galopan los peones guitarreros
que “doña Soja” exilió
lejos del pago
con él los duendes del monte jinetean
por el verdor de la selva
y de los prados
por las cuchillas ondulantes
por las pampas
por los picos perennes y nevados
por la Puna del Quechua
y de los tequis
que pagan con buen precio su pecado
de nacer como cardones
bajo un cielo
por donde observa Dios atribulado.
Su voz de viento penetra los confines
sabe a misterio el clamor
de su guitarra.
Su “Hermanita perdida” le da un sesgo
de tristeza y dolor
a su mirada.
Hay un pueblo de criollos
que no olvida
las razones de tu canto
y tu palabra
hay un negrito que espera
todavía
desde su cuna que le cantes:
Atahualpa
Poeta,
escritor, docente y un hombre de cultura con multiples iniciativas solidarias a
favor de los sectores màs humildes.
Berisso
(Buenos Aires) Argentina.
1943
- 2017.
