Soneto
de la sonrisa clausurada
No
censures el dejo de tristeza
que
ennoblece mi frente preocupada
y mi
voz pesarosa y apagada
y
estas manos ausentes de tibieza.
No
me creas al borde de mi huesa
ni
reproches mi vida desolada
o mi
sien ya de nieve coronada
que
presagia vejez en mi cabeza.
No
me quites la noche que me apresa;
que
es la sombra, en la noche más espesa,
Nodriza
de la flor más codiciada,...
Déjame
así, la pena no me pesa,...
mi
mundo es de silencio y de belleza,
y
tengo la sonrisa clausurada!
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