Cautiva,
Francisca Adaro
Todo el desierto se extiende
silencioso y fatigado
bajo el calor de la tarde.
Sólo el añoso caldén, amparando tu
memoria
oscurecida y callada.
Un matorral de chañares interrumpe la
llanura
y una vez más las achiras rememorando
el pasado.
Aún resuena en tu pecho
el tropel enceguecido
y aquel creciente rugir del malón desenfrenado.
Nubarrones que se alzaban,
confundiendo el horizonte.
Todo el horror... el desaliento... y
de repente: nada.
Cuando abriste tus ojos,
aquella mirada oscura, profunda,
penetrante,
hizo correr por tus venas
mezcla de miedo y confianza...
El Gran Cacique Painé
te llevaba entre sus brazos.
No supiste de tu padre, la carreta,
los caballos...
Sólo vos, Francisca Adaro,
refugiando tu dolor en aquel pecho
araucano.
Ya no se puede medir
ni el tiempo, ni la distancia.
Todo quedó en el pasado:
tu pueblito cordobés, tu tonada
provinciana...
Un “chapuil” duerme en tus manos,
ya no hay sueños para hilar,
sólo un hoy, sin esperanzas:
favorita de Painé, en su imperio
ranquelino,
cautiva, Francisca Adaro.
del libro: Cautiva, Francisca Adaro
(poema èpico)
Naciò en Còrdoba Capital, reside en
Santa Marìa de Punilla (Còrdoba). Docente, poeta, escritora.
Gracias, querido Osvaldo !!! Tu trabajo le da vida a nuestros poemas. Gracias por tu generosidad. Hermoso tu blog.
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