Redondez de sueños
Quise saborear un cítrico y no encontré la planta
que combata al borde de su cáscara
para coronarme de azahares en una poesía.
Tal vez
orbitamos en el perfume del naranjo,
e
n la trinchera de su textura.
No importa que ardan los labios con los gajos.
Y que nos posea su redondez en el crepúsculo.
Si nadie se da cuenta que sonrojan sus mejillas.
Sólo quedan pocitos donde el colibrí hincó su pico
Y la boca se me ahoga de zumo embravecido,
como grito de naranjales.
Poeta, artista plàstica.
Cosquìn (Còrdoba). Argentina
Qué linda manera de decir!!
ResponderEliminar