Era
un poeta muy pobre, a menudo pasaba necesidades, pero últimamente estas se
tornaban insoportables. Cierto dìa sintió su estómago vacìo, el cerebro le bullìa como si fuese acelerado.
El
poeta pensó febril que era el advenimiento de una gran inspiración. Corriò a su
màquina de escribir, tratò de concentrarse …al fin llegó la luz …recordó como
se hacìa para sacar la cinta de su màquina, procedió a hacerlo e inmediatamente
se hizo un regio tè.
Otra....
Ese
poeta tenía la cinta de su màquina de
escribir tan seca que solo escribìa en días húmedos.
Publicado
en Revista Literaria "Mapuche" - Año 1 - Nº 6 - Octubre/Noviembre
1982 (Impresa)
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