Yo sabía que al alba zarpaban los
navíos.
Que el puerto se quedaba solitario y distante
como una mancha oscura sobre el paisaje yerto.
Entonces, vivir era correr hasta caer
exhaustos.
Era hablar del dolor de ser como no éramos.
De inventar cada noche una casa profunda,
de entregarnos las llaves y habitarnos por
dentro.
Con las primeras luces se nos iban muriendo
las lilas y las rosas y el jardín se quedaba
como una sombra errante apenas dibujada.
Entonces suponíamos que era dable pensar en el
comienzo.
Porque el tiempo sería un camino de agua
y los días tendrían colores diferentes.
Pero hubo un deterioro en la forma y el fondo.
Un contraluz hiriente empujando a otros mares,
a otras aguas profundas, a otros soles y
puertos.
Hoy, el recuerdo persiste. Los caminos del agua
también dejaron huellas y aquel tiempo es un
barco
que atraviesa la bruma, obstinado y azul,
cada vez que a mi puerto se acercan tus
gaviotas.
(de: "Poemas de agua y
viento", 1984.)
Nació en Almería, España, en 1947. Se
halla radicado en Argentina, país que adoptó como suyo, desde 1954. Vive en San
Rafael, Mendoza.
Muchas gracias poeta amigo Osvaldo Risso Perondi, por tu trabajo dedicación. Un abrazo.
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