Un camino cruza el campo.
No hay estrellas
Chistidos de insomnes lechuzas.
Luces, lejos, tras la laguna.
Alrededor toco,
bajo la tela de la ligera camisa
como un ciego adivinando formas
por texturas
Siento en el cuello un roce húmedo.
Una estrella fugaz cae, fugaz.
Pienso ¿cuándo amanecerá?
Tus manos interfieren una ligera
analogía
que, abismado, estaba construyendo.
Ranas, grillos, un lejanísimo motor.
Mucho más cerca, suspiros.
¿de quién? ¿de quién?
No amanece. Esta noche no termina.
Otros brillos
en el viaje
me alimentan.
Naciò en Santa Fè (Argentina). Poeta
Que no termine nunca. Hermoso.
ResponderEliminarPrecioso!
ResponderEliminarOtros brillos en el viaje me alimentan. Precioso poema...
ResponderEliminarHay noches que son interminables... Y otras que no quieres que acaben nunca!
ResponderEliminarHermoso tu poema Dani
Te quiero mucho amigo!
Eso mismo: sernos viajeros en lo azul, aunque la vigilia sea siempre blanca. Bellísimo, Dani!
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